EXPOSICIÓN ACTUAL

Memoria y Fantasía

Valencia

21 abril — 20 mayo. 2023

Memoria e imaginación

 

La ciencia nos hace cada vez más conscientes del misterio de nuestra memoria. Atrás queda la visión mecanicista: un departamento, un depósito, un fichero. Nos ponemos a pensar otras metáforas, orgánicas, que refieran a lo dinámico, a la acción: un tejido, pero más bien un tejer; una trama, quizás aún más un tramar. Dice el filósofo Higinio Marín en Teoría de la cordura y los hábitos del corazón (Pre-Textos, 2010): “La preservación de la sustancia significativa de la vida requiere tejer y destejer a diario la trama de lo vivido, como cuenta Homero que hacía Penélope cada noche en sus estancias. Y es que la cordura se destila en la paciente asimilación de los avatares de la vida propia y ajena y su guarda en el corazón.” Memorizar como tejer; tejido desde el que re-cordar en el presente; re-cordar como volver a pasar por el corazón; cordialidad en la que sostener el diálogo con uno mismo y con el mundo. 

Y sigue Marín: “Como quería Gadamer, la memoria mucho más que una facultad psicológica es el órgano de la comprensión y, por tanto, la sede misma de la capacidad de realidad cuyo ejercicio se llama cordura.” El artista, especialmente, lo sabe. Sabe de los ecos que acuden a la creación, de cómo en el corazón que recuerda se desarrollan la ideación y el proceso. Sabe que las recetas matan la creatividad, porque son prescripciones externas que ahogan lo genuino que solo el artista -no una abstracción, sino este o esta artista-, aquí y ahora, puede configurar. Al contrario, el artista lucha con lo que aún no comprende y se expone a la indeterminación y la incertidumbre; lucha por comprender lo que hace sin poder desplazarse a la comodidad de un lugar externo privilegiado, un mirador de claridad exento de riesgos; comprende lo que hace en el propio hacer. Comprende desde la memoria, o mejor, en la memoria; más aún, siendo memoria, dejando que el recuerdo emerja para hacerse presente. ¿No es el anhelo del artista un impulso que viene, ilusionado, imperioso, desde el misterio irrepetible de lo que se es, de quien se es? ¿O aceptaría pensar en un crear desde fuera, más allá y ajeno al centro personal? ¿No es ese centro lo que aúna lo sido y lo aún por ser, lo creado y lo creable? Memoria e imaginación. 

Un crear desde la memoria que necesita la imaginación para ver lo que busca, pues necesitamos imaginar para poder ver lo que estamos viendo. No encontrará otro modo el artista que imaginando; y en el proceso le resultará difícil, imposible separar la memoria de la imaginación, porque le parecerá que lo que imagina estaba ya de algún modo en potencia y brumoso en el tejido del corazón, de este órgano de la memoria y la comprensión; y que la memoria solo se le torna viva en cuanto vibra en un diálogo con lo posible, con la novedad vivificante de nuevos aspectos de la realidad.

El artista acoge la memoria colectiva que le llega por la tradición; y la tradición, una tradición activa, vive y se valida en el diálogo imaginativo del artista. El artista acoge la tradición y al mismo tiempo la vivifica imaginativamente. El artista propone nuevas imágenes con que captar nuevos aspectos de la realidad. Propone una cordura, un volver auténtico al corazón común. Nos recuerda la necesidad de volver a pasar por el corazón para reanudar el ejercicio constante de la comprensión, de nosotros mismos, del mundo. Nos rescata de las periferias anónimas donde nos extraviamos y desdibujamos. Nos recuerda cuánta memoria somos, cuánta imaginación necesitamos.

José Manuel Mora-Fandos

Universidad Complutense de Madrid