EXPOSICIÓN ACTUAL

Llet Llum Mel

Valencia

24 febrero — 11 mayo 2024

También la abeja hace posible la obra

La tierra sobre la que hoy caminamos se sustenta con lenguajes que van más allá de la palabra. Lo que comemos hoy es posible porque un polinizador como una mariposa hizo en un ayer su trabajo.  Antes de la miel, una abeja bailará para avisar a sus compañeras de que ha encontrado alimento. Cada día, a cada instante, justo ahora, mientras detienes el paso en este espacio, no deja de hacerse el mundo. Somos sólo una partícula más del tapiz, con nosotras llevamos saberes y gestos que aún, quizás, no hemos considerado porque simplemente no hemos prestado la suficiente atención que la ceremonia necesita. Un apero trae, consigo, una palabra. Unas manos que tejen, guardan con ellas, una manera única de ver el territorio. Un oficio es herencia, supone un imaginario que puede transformarse en otros que alumbren un mañana que hoy sentimos incierto y tembloroso. La tierra es urdimbre, y las artistas María Marchirant, Lara Ordoñez y Alba Abellán hilvanan de manera extraordinaria en esta galería, con sus trabajos, una conversación con todo aquello que nos rodea y nos sostiene. Aquí no se mira desde fuera –tampoco desde arriba–, la creación sucede porque ojo y cuerpo se escapan de la inmediatez y las jerarquías impuestas. Cada una de ellas, con su obra, es un sendero que transita búsquedas y procesos propios, trae también memoria y reivindica la belleza de lo espontáneo con su hacer. En este encuentro habla la luz, el color y la textura, pero toman también la palabra las fibras vegetales, y el hilo, la lana y el cordel. La obra se enraíza al valenciano, la lengua madre de las tres creadoras: a través de la llet, el llum y la mel, se nos revela un diálogo fresco entorno a las costumbres, la identidad, y la herencia. A través de materiales naturales tradiciones valencianos, se abre un nuevo marco en que la práctica artística contemporánea da importancia al proceso de creación más allá del resultado. Como rezaba el poema de la poeta estadounidense Emily Dickinson, “para hacer una pradera, se necesita un trébol y una abeja. Y ensueño. El ensueño solo bastaría si son pocas las abejas.”  Si estas piezas están hoy en esta exposición no es solo por el afán y el trabajo, sino por la particular mirada de cada una de ellas que las hizo realidad. De la tierra a la obra, las manos de las creadoras no emplazan a la naturaleza como una entidad forastera, tampoco marcan distancia con el territorio y sus costumbres que las vio nacer. En esta preciosa confluencia de tres artistas, sigue siendo la huerta, un ovillo, el amanecer, una colmena, un pincel. Entre sus claros y sombras, en el reposo de las cosas y de los seres, podemos tantear otros acercamientos a esos lugares y conocimientos de los que vinimos. Esta exposición es un modo extraordinario de vislumbrar nuevas posibilidades y diálogos acerca del enorme valor cultural y artístico, entre otros, que se encuentra detrás de técnicas, labores y saberes que siempre existieron fuera de la academia y de los centros. Otro horizonte comienza aquí, gracias a tres trayectorias y discursos diferentes, pero simbióticos y hermanos. Entre piezas y trazos que evocan la tradición sin miedo a imaginarla, es donde realmente se cobija y se mantiene con vida un paisaje, un vínculo, una semilla, un saber, una técnica, una vida. 

María Sánchez

Escritora

 

Con la colaboración de:

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