EXPOSICIÓN ACTUAL

In scala

Valencia

26 septiembre — 14 noviembre 2025

In scala

«La mano inventa mundos de formas.»
—Henri Focillon

En su Éloge de la main, Focillon recuerda que toda forma, antes de ser concepto, es gesto. La mano piensa mientras actúa, imprime en la materia un ritmo que no solo configura un objeto, sino que abre un modo de habitar el mundo. Esa relación entre pensamiento y trazo, entre cuerpo y espacio, atraviesa la práctica de Lluc Margrau, siempre sostenida en lo mínimo: la presión de un lápiz, la incisión de un punzón o la línea que delimita un arco invisible.

dibujar […] la galería

Las obras reunidas en Vangar se sitúan en el umbral entre gesto y arquitectura. La instalación dibuja en acero inoxidable un espacio transitable, hecho de rectas y arcos suspendidos en el aire. No es un objeto autónomo, sino un dibujo expandido en el que el visitante entra, pasa por debajo, rodea y mide con su propio cuerpo. «La escala no es magnitud, sino relación», recordaba Luigi Ghirri. Y también Anne Carson, que en Audubon (Men in Their Off Hours) escribió:

construía armaduras flexibles de madera y alambre

sobre las que disponía la piel y las plumas del pájaro

–o en ocasiones…

Una imagen que resuena en esta exposición: el intento de dar sostén a lo que se escapa, de dar forma a un gesto imposible. En la obra de Lluc, como en Carson, lo esencial ocurre en ese desajuste: en lo que el trazo no contiene pero convoca.

Las piezas en yeso laminado, presentadas en forma de díptico, tríptico o en su individualidad, prolongan ese impulso hacia la superficie íntima del muro. Realizadas mediante presión, grafito o lápiz, y enmarcadas en acero inoxidable, trasladan al soporte constructivo lo que en la instalación se expande en el aire. No hay vidrio que las separe: se trata de huellas directas —inscripciones que revelan cómo lo doméstico puede tornarse escritura.

generar un vínculo

Tres series o tipologías: unas, ennegrecidas, donde apenas se nos sugieren líneas en relieve; otras, que combinan presión y grafito; y otras, más contenidas, donde el trazo a lápiz se abre paso como un rumor.

En este ejercicio de memoria y desmemoria —fijar un lugar para luego reimaginarlo—, el artista se sitúa en diálogo con prácticas que piensan el espacio como tránsito. Como propone Rosi Braidotti, habitar significa reconfigurar el mundo desde un cuerpo situado, siempre en movimiento. En este sentido, su obra no solo representa, sino que propone formas sensibles de habitar.

Y conviene recordar también las manos de Lluc. Manos que piensan al mismo tiempo que hacen: cómo se mueven al crear sus propias herramientas, al desplegar un boceto o desvelar una capa de su trabajo. Sus manos poseen la precisión de un mudra —posición simbólica de la mano y los dedos en el hinduismo y el budismo, que propicia la energía y la meditación— y la plasticidad de un teatro de sombras donde se insinúan animales, figuras que aparecen y desaparecen en el aire. Como en las cuevas prehistóricas de Chauvet o Atapuerca, donde las manos proyectaban sobre la roca bisontes y caballos en movimiento, estos gestos nos recuerdan que todo dibujo es también invocación de presencias: una manera de habitar el espacio a través de la memoria y la imaginación.

La exposición propone así un tránsito entre dos registros: la instalación, que inscribe la sala con acero y obliga al espectador a habitar el dibujo, y el yeso laminado, que preserva la fragilidad de la huella en su estado más elemental. Entre ambas se genera un juego de resonancias donde la escala deja de ser medida objetiva y pasa a ser experiencia sensible.

pasar por debajo, rodear y recorrer

En In scala, esos mundos de formas se despliegan entre la severidad de la línea arquitectónica y la delicadeza de la presión sobre el yeso, recordándonos que todo espacio se piensa también a través del tacto, la memoria y el recorrido.

seguir la estela de
una sombra

—Pablo Vindel

 

Con la colaboración de: